LENTEJILLA
Es una hierba que mide de 15 a 70cm de altura, con el tallo comúnmente ramificado y con vellosidades. Las hojas, cercanas a las raíces, tienen muchos dientes en el borde; las que están en la parte superior de la planta son pequeñas como hilitos con pocos dientes. Las flores son pequeñas y en espigas, de color blanco. Sus frutos son casi esféricos y comprimidos, como lentejas, con dos semillas; son de color verde, se tornan anaranjado y café conforme maduran.
Es originaria de Estados Unidos de América y México. Habita en climas cálido, semicálido, semiseco y templado, entre el nivel del mar y los 3100m sobre el nivel del mar. Crece en terrenos de cultivo abandonados, a la orilla de caminos con vegetación perturbada o en zonas urbanas, adaptada a casi todos los tipos climáticos, observada en bosques tropicales caducifolio, subcaducifolio y subperennifolio, matorral xerófilo, pastizal, bosques mesófilo de montaña, de encino, de pino, mixto de pino-encino y bosque de junípero.[2]
Propiedades medicinales
El extracto etanólico de la hoja y el extracto acetónico del tallo de L. virginicum ejercen una actividad antibiótica contra el hongo Neurospora crassa
Los glucosinolatos que contiene la lentejilla se utilizan para crear aceite esencial de esta planta, las aminas ayudan en nuestro cuerpo a expulsar el amoniaco, los alcaloides en bajas concentraciones tienen efectos curativos para nuestro cuerpo.
La enfermedad para la que se utiliza con más frecuencia esta planta, es para la diarrea así como otros padecimientos digestivos como la disentería, dolor de estómago, flatulencia, cólicos gastrointestinales, para "niños enlechados", vómito, inflación de estómago, indigestión, cólicos de bebés (cólico del recién nacido), "abotigamiento", empacho, amibas, lombrices intestinales y como purgante. En Quintana Roo y Yucatán se usa exclusivamente cuando se padece de catarro, asma o tos.